El libro nos habla acerca de la estupidez humana, mas concretamente acerca de cómo ésta se manifiesta en las organizaciones. Es un libro que invita a la reflexión, entre otros motivos porque a lo largo del mismo nos habla de una serie de personas y situaciones que la gran mayoría de nosotros nos encontramos en el día a día de nuestro trabajo. Me parece muy interesante y enriquecedor porque es muy fácil de comprender y además aporta muchos ejemplos reales.
El libro comienza hablando acerca de qué es lo que entendemos por inteligencia, estoy muy de acuerdo con una frase que dice que la inteligencia real se debería asociar a comportamientos inteligentes y no tanto a altos cocientes de inteligencia, sobre todo cuando se trata de ver que influencia tendrá esta en el desarrollo de las funciones de una persona dentro de una empresa. En mi opinión no sólo se ha de tener en cuenta el coeficiente intelectual (inteligencia estructural) de un trabajador, pues aunque es muy importante, no es lo único. Pienso que hay otras aptitudes (inteligencia ejecutiva) igualmente importantes para el buen desempeño de las tareas y que no necesariamente van ligadas a un coeficiente de 100.
También es cierto lo que dice de que mas a menudo de lo que imaginamos estamos rodeados de personas tan estúpidas que serían capaces de perder con tal de que perdiesen los demás, sin obtener absolutamente nada a cambio. Quizá este tipo de comportamiento esté causado por las inseguridades que sienten sobre sí mismos, que les llevan a sentir envidia de todo aquel que por méritos propios les supera en algún aspecto.
El libro explica que las organizaciones idiotas son aquellas que incentivan y premian comportamientos estúpidos y malvados, por encima de los inteligentes. Es muy importante que las organizaciones estén en constante cambio que innovación, viendo más allá, y haciendo que sus trabajadores intervengan e improvisen, que se produzca un aprendizaje constante tanto para ellos como para la propia empresa. Para esto es necesario que haya líderes inteligentes que doten a la organización de dicha libertad. Ésta hará que los trabajadores estén mucho más contentos, que tengan más contentos a los clientes, y que con ello se consigan mejores resultados. Las empresas inteligentes contratan voluntarios, las empresas idiotas contratan esclavos.
El libro habla de cinco disciplinas que deben cultivar las empresas para incrementar su inteligencia, estos son:
- el dominio personal.
- Los modelos mentales.
- La construcción de una visión compartida.
- El aprendizaje en equipo.
- El pensamiento sistémico.
El autor nos explica que de pueden identificar diferentes inteligencias dentro de las organizaciones, estas inteligencias son:
- Inteligencias estructurales: estas son capacidades potenciales para el éxito, pero han de cultivarse. Dentro de esta encontramos la inteligencia existencial, la inteligencia competitiva, y la inteligencia estratégica.
- Inteligencias ejecutivas: son las que permiten llevar a la acción las inteligencias estructurales. Dentro de esta encontramos la inteligencia idealista, la inteligencia cultural, inteligencia configurativa, la inteligencia humanista, la inteligencia emocional, y la inteligencia tecnológica.
- Inteligencias transversales: son necesarias para desarrollar las inteligencias ejecutivas. Dentro de estas encontramos: la inteligencia moral o ética, y la inteligencia sentimental.
A continuación pasa a describirnos cada una de ellas:
La inteligencia existencial: hace referencia a la capacidad de las empresas para conocerse a sí mismas, y para analizar sus debilidades y fortalezas. Esto es algo muy importante para el éxito de las mismas. De esta manera una empresa podrá explotar al máximo sus recursos, y con ello poder conseguir y mantener una ventaja competitiva con respecto a sus competidores. Es importante no caer en el optimismo corporativo, las empresas han de estar siempre alerta, siendo muy realistas con respecto al entorno que las rodea. Tener una imagen equivocada de este y de sí mismas llevarles al fracaso mas absoluto.
La inteligencia competitiva: esta se relaciona con la capacidad de la organización para ver y entender el entorno. Las empresas suelen tener grandes dificultades para observar su entorno de una manera objetiva, pero una vez que lo consiguen, esto les aporta grandes ventajas, por ello han de estar muy dispuestas a intentarlo. Uno de los motivos que hace tan difícil esto es que el entorno está en constante cambio. Algunos de estos cambios son: la globalización, los cambios tecnológicos y la digitalización, los cambios sociales y demográficos…las organizaciones han de ser capaces de reinventarse constantemente.
Inteligencia estratégica: esta se refleja en la capacidad de una organización para conseguir ventaja competitiva que se consigue mediante la innovación. La estrategia se divide en tres niveles: estrategia corporativa, estrategia competitiva, y estrategia funcional. Nos explica que la inteligencia estratégica no es lo mismo que la planificación estratégica, es más, que la segunda puede ser incluso contraproducente para la empresa. Ya que como hemos dicho el futuro es incierto, y hay que dejar hueco en la organización para los cambios. Existen dos estrategias competitivas genéricas: liderazgo en costes, y diferenciación del producto. Actualmente, la mejor manera de conseguir una ventaja competitiva es ofreciendo experiencias únicas a los consumidores.
Algunos comportamientos que llevan al fracaso a esta inteligencia son: creer que se posee el secreto del éxito, plantearse estrategias de imposible ejecución, utilizar estrategias estáticas, pensar que los demás competidores novan a cambiar en nada, mentir, realizar estrategias cuyos resultados dependen de la suerte…
La inteligencia idealista: esta hace referencia a la capacidad de los directivos de una empresa para poder liderar de forma inteligente. El liderazgo, a diferencia de la dirección, no implica la existencia de una autoridad, sino que se basa en la capacidad de las personas para influir en las opiniones, acciones, y decisiones de otros. Como bien dice el libro el carisma es algo necesario en un líder, una persona con carisma tiene un gran poder sobre los demás. Los líderes han de crear una visión para sus organizaciones. Los líderes inteligentes han de hacer sentir a las personas que son libres para actuar, hacerles pensar que está a su servicio, aunque en realidad los esté dirigiendo de una manera muy sutil. Lo ideal sería conseguir líderes utópicos. Existen muchos comportamientos que llevan a la inteligencia idealista a fracasar. Entre ellos encontramos: la ambición desmedida, el ego enfermo, la búsqueda enfermiza de poder, la violencia, la violencia inducida (he de decir que me ha parecido curiosísimo el estudio Milgram), la despreocupación por los demás, la incapacidad para explicar determinadas decisiones…
Podemos encontrar diferentes tipos de jefes “idiotas”: por un lado están los jefes malvados, entre los que encontramos: los nocivos, los psicópatas, el jefe niño, por otro están los jefes estúpidos que son: el jefe estirado, el jefe crack, el jefe filósofo, el jefe liante, el jefe cutre, el jefe pusilánime, también encontramos los jefes tristes, entre los que están: el jefe mediocre, el jefe deprimido, el jefe oso, y por último están los jefes incautos: donde destaca el jefe compasivo, y el jefe héroe.
La inteligencia cultural: la cultura es lo que rige el comportamiento de las personas. Podemos hablar de culturas fuertes, caracterizadas por una gran cohesión interna y unos valores normas y creencias compartidas, y de culturas débiles. Pero no quiere decir que una empresa con una cultura fuerte sea más inteligente. La cultura de la empresa ha de irse adaptando al entorno y transformándose de manera planificada. Las organizaciones inteligentes han de sufrir un aprendizaje continuo y un cambio gradual. La inteligencia cultural se desarrolla cuando la empresa es capaz de promover su propio cambio. Para conseguir la innovación en las empresas estas han de crear un ambiente propicio para ello, premiando los éxitos, no castigando los fracasos, dando libertad a los trabajadores.
Muchas empresas caen en el error de al tener éxito, creer que lo tienen todo y dejar de preocuparse por lo que les rodea, o de no actuar cuando deben hacerlo por ponerse barreras a sí mismas.
Algunos de los comportamientos estúpidos que presentan las organizaciones y que hacen fracasar su cultura son: dejar las cosas para mañana pensando que hay tiempo, actuar siempre de la misma manera, pues si antes hemos hecho así las cosas y nos ha ido bien, ¿Por qué vamos a cambiar ahora?, no reconocer los errores, pensar que saben mas que nadie, no querer que les digan lo que hacen mal, tener poca orientación al cliente, hacer únicamente lo que les dicen sin esforzarse absolutamente nada…
Inteligencia configurativa: esta se relaciona con la estructura desarrollada por la empresa, su distribución de poder, y sus procesos. En toda organización existen dos estructuras: la primaria y la operativa. En función de la estrategia se decidirá cual es la estructura más razonable. Lo que sí se puede afirmar es que esta inteligencia depende de la estructura operativa que exista en la organización, estas pueden ser mecánicas y orgánicas.
Algunos de los comportamientos que hacen fallar este tipo de inteligencia son: las estructuras inmóviles que no varían nunca, las estructuras que son demasiado burocráticas que no permiten el desarrollo de las personas, las estructuras demasiado complicadas, la jerarquía como modo de vida, luchas de poder, el no cambiar los procedimientos habituales…
Inteligencia humanista: esta viene determinada en la empresa por ciertos comportamientos como: cómo se selecciona, como se evalúa el desempeño, como se forma y desarrolla a las personas… la inteligencia humanista tiene entre sus objetivos atraer el talento. Para atraer y retener a personas con talento es necesario recompensar gratamente sus esfuerzos. Esto se hace a través de los sistemas retributivos. Es necesario que las organizaciones estén formando y desarrollando constantemente a sus trabajadores para que estos puedan adaptarse a los cambios del entorno.
La comunicación es básica para el éxito de las organizaciones, para ello pueden utilizarse redes de comunicación, tanto formales como informales.
Algunas idioteces de la inteligencia humanista son: no saber identificar el talento, incapacidad para desarrollarlo, no estar dispuestos a gastar nada en formación, distorsiones de la verdad en la comunicación, exigir compromiso y no darlo, aparentar que tienes mas trabajo del que en realidad tienes…
Las empresas inteligentes no esclavizan a sus trabajadores, cuando estos se sumergen demasiado en su trabajo se ciegan, y se olvidan de todo lo demás, dejando de lado familia amigos…lo que al final sólo trae malas consecuencias como estrés, adicción al trabajo, síndrome del quemado, muertos vivos, etc.
La inteligencia relacional: esta tiene que ver con la capacidad de la organización para crear relaciones de valor, tanto fuera como dentro de la empresa. Hay dos tipos: la externa, y la interna, ambas son necesarias. Es necesario que haya una buena comunicación entre los miembros de la organización. Una organización inteligente debe crear entornos colaborativos. La creación del conocimiento dentro de las empresas se lleva a cabo mediante varias fases: socialización, exteriorización, combinación, e interiorización.
Las relaciones informales tienen una gran importancia, y las organizaciones han de incentivarlas. Han de fomentar los trabajos en grupo, estas serán más eficientes si hay diversidad dentro de ellos. En estos equipos ha de haber cooperación, confianza, y cohesión.
Algunos de los comportamientos que hacen fracasar esta inteligencia son: sumisión total de los trabajadores a sus superiores, intentar que la gente no se relacione dentro de las organizaciones, pensar que tener mas conocimiento es tener el poder y no compartirlo con los demás, fomentar la confrontación interna, competencia dentro de los grupos, el efecto asch (este es muy común en la vida diaria también, creo que existe demasiado miedo al rechazo), la maldad de entre las personas, trabajar de manera solitaria y hacer que los demás lo hagan también…
Es muy importante también crear buenas relaciones con el ecosistema empresarial cercano a la empresa. La capacidad para crear alianzas es fundamental para la inteligencia de las organizaciones.
La inteligencia tecnológica: esta nos hace una distinción entre dos tipos de organizaciones frente a las tecnologías: por un lado nos habla de Ludditas, que son aquellas que rechazan completamente cualquier tecnología, y por otro las Tecnófilas, que son aquellas que ven la tecnología como la solución a todos sus problemas. Es un gran avance que las empresas cuenten con nuevas tecnologías, pero para que esto de sus frutos es necesario que éstas se utilicen de manera adecuada. Las tecnologías mas adecuadas variarán según el tipo de organización. En cualquier caso la tecnología es un medio que ayuda a implantar la gestión del conocimiento y a mejorar la inteligencia organizacional. Las organizaciones no deben comprar tecnologías en base a las modas, o a la creencia de que su sola posesión les servirá de algo, han de hacerlo con cabeza, teniendo en cuenta muchos factores.
Al final del libro el autor hace una reflexión acerca de si este libro plantea una utopía o no, en mi opinión creo que sería mas acertado decir que se trata de un planteamiento aunque acertado, un tanto optimista, pues si bien es cierto que el libro, no dice mas que verdades, también lo es que plantea cambios demasiado radicales y que exigirían una ruptura total con los comportamientos actuales, que por desgracia, se encuentran demasiado enraizados en la sociedad, pues muy poca gente hasta ahora ha planteado una alternativa.
También hay que reconocer que siempre hay que empezar desde el principio, y que si nadie hace nada por cambiar las cosas, entonces seguro que no lo van a hacer. Muchas veces nos comportamos de forma estúpida, porque quizás tenemos miedo de sentirnos frustrados por no conseguir nada con nuestros esfuerzos, o porque estamos cansados de sentirnos decepcionados con el comportamiento de los demás. Es una especie de círculo vicioso, porque al comportarnos así, provocamos una respuesta igual de idiota por la otra parte.
Hay una frase de Gandhi que me gusta mucho que dice “sé el cambio que quieras ver en el mundo”, pienso que es una frase realmente acertada e inteligente.
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