Como hemos podido aprender tras el análisis del tema uno de la asignatura, y como podemos observar en el desarrollo diario de nuestra vida cotidiana, se están produciendo grandes cambios en las tendencias de nuestra sociedad. Las familias del sigo XXI no se parecen en absoluto a las de generaciones anteriores: cada día hay familias monoparentales con más frecuencia, los divorcios son cada vez más habituales, la gente no se casa, se tienen hijos a una edad mucho más avanzada de la que se tenían antes y en mucha menor cantidad, se han legalizado los matrimonios homosexuales, cada vez son más las mujeres las únicas que aportan ingresos a su hogar, ¡se está produciendo una verdadera revolución!
Todos estos cambios están sucediendo a una velocidad frenética, y están obligando a las grandes y pequeñas empresas a estar en constante cambio, si quieren seguir activas han de ser capaz de adaptarse al nuevo entorno que les rodea.
Llevamos un ritmo de vida delirante, nos pasamos el día corriendo de un lado para otro. Un claro ejemplo de cómo el mercado se está adaptando a ello es que en las ciudades cada vez podemos encontrar más bares y más restaurantes de comida rápida y preparada. Las personas ya no dedican tiempo a tareas que pueden ser realizadas por otros de manera rápida y barata.
Debido a todo esto, y a que nos encontramos en una situación en la que no todo el mundo tiene recursos para consumir los bienes que desea, o hacer las cosas que quiere, pero que aun así no está dispuesto a renunciar a ello, hemos llegado al punto de valorar mucho mas el precio de los productos que su calidad. Un ejemplo mas que evidente son las compañías de vuelo Low Cost, cualquier persona que haya realizado algún viaje con ellas puede afirmar que sus aviones no son en absoluto cómodos, que la amplitud brilla por su ausencia, y que mas vale llevarse un mp4 para el camino si no quieres pasarte las horas del viaje escuchando como l@s azafat@s recitan la carta de productos disponibles entera, precios incluidos. Y ni hablar de las últimas novedades que han propuesto las mismas, como que en el avión sólo viaje un piloto cuando en la actualidad se exige que vayan dos a bordo para una mayor seguridad, o que los pasajeros viajen de pie para ganar espacio, en fin…nada que decir al respecto.
Lo cierto es, que a pesar de todas las incomodidades que estas empresas de vuelo puedan presentar, y de que no reportan seguridad alguna (salvo para no dejarte que te pases ni un kilo de más en el equipaje, que en eso ponen buen empeño, que no imaginas lo que es volver después de un año de Erasmus en pleno mes de Junio con dos abrigos, dos pantalones, tres rebecas puestas encima, y todos mis colgantes y pulseras a modo escaparate, porque no había manera alguna de que eso entrase en la maleta sin tener que pagar un recargo de 50 euros) son las que tienen una mayor demanda. Y evidentemente esto se debe, a que con ellas, cualquiera se puede permitir viajar a través de toda Europa hasta por el mismo precio que se tomaría un café.
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