Es innegable el hecho de que todas las personas tenemos miedos. Estos pueden tener diferentes motivaciones así como manifestaciones, pero lo cierto es, que de un modo u otro, todos nos sentimos bajo su presión en algún momento de nuestra vida.
Este libro hace referencia a los miedos que sentimos en el día a día. Pero hace especial hincapié en el hecho de cómo este se manifiesta en las personas que forman parte de alguna organización, criticando, que a pesar de ser algo que está presente en la vida cotidiana de las empresas, es un tema completamente tabú del que hasta hace bien poco nadie se había atrevido a hablar.
Durante siglos, el método de gestión más extendido en las empresas ha sido el del miedo, sin plantearnos alternativa alguna, groso error. Que un método haya funcionado en el pasado no garantiza que vaya a hacerlo en el futuro, la sociedad cambia, y con ello las organizaciones, por lo que se hace necesario un cambio de estrategia. Este libro nos plantea la opción de una gestión basada en el nomiedo, que bien llevada a cabo, proporcionará a la empresa muchos mejores resultados.
El libro nos explica que todos nacemos con una serie de miedos, pero que estos pueden ser combatidos y superados si lo intentamos de la manera correcta, a través de la cultura, la educación… lo cual resulta bastante reconfortante. (Cómo nos muestra con el ejemplo del bebé.) Nos enseña que lo más importante es tener confianza en nosotros mismos.
En la mayoría de los casos, el miedo nos anula y no permite que pensemos con claridad. Dejando fuera de combate cualquier atisbo de creatividad o imaginación. Pero también es cierto, que el miedo en ocasiones puede ser algo positivo. Esto se debe a que gracias a él somos capaces de responder de manera rápida y eficaz ante determinadas situaciones, nos hace más inteligentes. Y afirmaría que en mi caso es cierto porque… ¿Cuántas veces durante el curso escolar me he sentado delante de un libro a estudiar y no he sido capaz de centrarme más de media hora seguida, llegando a estudiar 8 horas seguidas sin levantar la cabeza atemorizada por tener los exámenes a la vuelta de la esquina?. Lo que hace que un miedo sea positivo o no, es su ubicación dentro de la clasificación entre: miedo equilibrante, y miedo tóxico. Como se intuye por el propio nombre, el beneficioso es el primero.
Podríamos decir que miedo y motivación formarían las dos caras de una moneda.
Como ya he dicho anteriormente, el miedo puede tener infinitas motivaciones y manifestación, Pilar Jericó, la autora del libro, nos divide los miedos en 5 grades grupos: el miedo a la no supervivencia, el miedo al rechazo, el miedo al fracaso, el miedo a la pérdida de poder, y el miedo al cambio. Según las características de una persona, ésta se verá afectada por uno u otro miedo. En principio, estos miedos pueden ser considerados como equilibrantes, y en manos de la empresa está, el que no evolucionen en sus miembros negativamente hasta convertirse en tóxicos. Ardua tarea, ya que es muy delgada la línea que separa uno del otro.
En este libro de adjuntan argumentos más que de sobra para convencernos de que llevar a cabo una gestión de la organización basada en el no miedo es mucho más beneficioso y rentable para la misma que si lo hiciese a través del miedo. Esto es lógico, ya que cuando una persona no se siente presionada en el trabajo, sino que se siente apoyada en sus acciones, y reconocida por sus esfuerzos, disfruta mucho mas haciendo su trabajo, y por lo tanto, consigue mejores resultados. Cada día son más las empresas que con éxito, están comenzando poco a poco a cambiar su sistema de gestión. Haciendo que todos sus miembros se sientan partícipes de la organización, así como de las decisiones que se toman en la misma.
Lo cierto es, que aunque sobre papel esto parezca muy sencillo, en la realidad no lo es tanto. Los directivos, encargados de gestionar la organización, también son víctimas de estos miedos, y mas hoy en día, en un mundo que está en constante cambio en el que a las empresas se les exige como bien cita en el libro “conseguirlo todo para anteayer” y la competitividad entre empresas alcanza un nivel incalculable.
Es muy importante que los responsables encuentren la manera de no transmitir esos miedos a sus subordinados, ya que si esto ocurre tendrá consecuencias negativas sobre la organización tales como: anular a los profesionales, no permitir que sean capaces de ver más allá del corto plazo, paralizar la creatividad y la innovación, o poner en jaque nuestra calidad de vida y nuestra felicidad.
Me ha parecido muy curioso el estudio realizado por unos científicos que consistía en meter a cinco monos en una jaula y ponerles una escalera colocando plátanos en la cima, bañando a los monos que se quedaban abajo cuando uno intentaba coger los plátanos, y cómo a posteriori, los monos impedían que ninguno de sus compañeros intentase coger el premio. Es interesantísimo ver cómo seguían actuando de la misma manera a pesar de irlos sustituyendo por monos nuevos que nunca habían sufrido ser mojados con el chorro de agua. Es increíble la de veces que podemos encontrarnos con esto en nuestra vida diaria, cómo en miles de ocasiones actuamos o vemos actuar de una manera irracional sin ni siquiera plantearnos por qué hacemos las cosas de esa manera, y si hay alguna alternativa viable. En las empresas ocurre algo parecido, aquellas que premian la innovación y no castigan el error, se verán recompensadas con ideas innovadoras y triunfantes, que podrán llevar a la empresa a la cresta de la ola, sin embargo, las que no permitan a sus trabajadores pensar por sí mismos, sino sólo obedecer órdenes, estarán condenadas a caer una y otra vez en los mismos errores sin aprovechar el potencial de sus colaboradores.
Aquí entra mucho en juego el reparto de poder que se haga entre los integrantes de la organización, y entre las cinco fuerzas que son: directivos, accionistas, sociedad, clientes, y profesionales. Aunque lo cierto es que lo importante es el reparto entre los profesionales y ciertos directivos. También cabe nombrar la importancia del uso de ciertos valores como son: el respeto, la integridad, la comunicación… que aunque muchas empresas lleven como bandera, lo más común es que en la mayoría de ellas brillen por su ausencia.
Será determinante la manera en que esto se lleve a cabo, está demostrado que es necesario que en toda sociedad haya una cierta distribución del poder, y ésta dentro de las organizaciones, ha de hacerse de una manera u otra según sean los objetivos que se pretendan conseguir. Me parece muy interesante una frase escrita por STEVE JOBS, presidente de Apple que dice: “no tiene sentido contratar a personas inteligentes y después decirles lo que tienen que hacer. Nosotros contratamos a personas inteligentes que nos digan qué tenemos que hacer”, ¡chapó!
Por otro lado decir que el destino de las organizaciones bien depende de las decisiones que se tomen en ella. Y si bien es cierto, como expresa el libro, que en ocasiones personas inteligentes toman decisiones equivocadas, también lo es que las grandes empresas surgen de grandes ideas que han estado precedidas por decenas de malas ideas malas. Es muy importante que los trabajadores se sientan respaldados por su entorno para poder desarrollarse al máximo. Está más que comprobado que el que no arriesga no gana, quizás tampoco pierda, pero ser mediocre es a lo más que podrá aspirar en la vida; y lo más triste, es que mayoría de nosotros nos daríamos por satisfechos con ello. En este sentido y bajo mi humilde opinión añadiría que la competitividad y las ganas de superarse es algo que debe inculcarse en las personas desde pequeñas, ya que aunque en algunas personas sea algo innato, no es lo común. Pienso que España es un país en el que reina la ley del mínimo esfuerzo, para que ir a por un 10 si con un 5 basta, y esto puede extenderse a todos los campos de nuestra vida. Y aquí juega su papel estrella el miedo, no todo el mundo está dispuesto a fracasar en el intento, a ganarse enemigos, o a renunciar a lo que ya tiene por aspirar a más, bien conocidos son los dichos:”más vale malo conocido que bueno por conocer”, “más vale pájaro en mano que ciento volando”…
Me ha parecido un libro muy enriquecedor, pues hace ver que a pesar de lo que nos pueda parecer no somos los únicos a los que nos da miedo enfrentarnos a ciertas cosas. Que es necesario ser optimistas y ser capaces de allí donde haya un miedo, ver un reto al que somos capaces de hacer frente. Desde mi experiencia aportaría que el sentido del humor es un gran aliado para ello, para todo en la vida en general.
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